El viernes 9 de abril la Justicia boliviana determinó la pena máxima de 30 años de presidio para Rubén Graff (boliviano) por el infanticidio cometido en abril de 2015 contra la niña paraguaya de tres años Tatiana Barreto Velásquez y 15 años de privación de libertad para Fátima Velásquez -madre de la menor, también de nacionalidad paraguaya-, por haber sido declarada cómplice del hecho.
“La Justicia hizo su trabajo, porque la otra parte no tenía pruebas, lo único que hacían era confundir a los jueces, pero mediante las autopsias se demostró todo ese maltrato que sufrió mi hija. Me gustaría agradecer a los jueces y fiscales que hicieron su trabajo, también al Ministerio de Justicia y a la Defensoría de la Niñez por todo su apoyo. Gracias a todos mis hermanos y hermanas bolivianas, todos pusieron su grano de arena y gracias a eso pudimos llegar a la sentencia”, manifestó el padre de la niña, Óscar Barreto, en contacto desde Paraguay.
El Ministerio de Justicia a través del Viceministerio de Igualdad de Oportunidades, la Dirección de la Niñez y el Servicio Plurinacional de Asistencia a la Víctima (SEPDAVI), brindó el patrocinio y la asistencia legal al padre de la víctima, para llegar a la sentencia, la misma que será leída este miércoles. “Le prometí a mi hija que lucharía hasta el final”, señaló con la voz entrecortada.
Óscar se separó de la madre de su hija y vivió más de un año con Tatiana en Paraguay, mientras que Velásquez se trasladó a La Paz señalando que había conseguido trabajo. Videos y fotografías captadas por él, muestran a una niña vivaz, juguetona y alegre.
Un año después, a inicios de 2015, Fátima Velásquez viajó hasta Asunción, gestionando un permiso judicial para trasladar a la menor hasta Bolivia, indicando que pasaría vacaciones con ella, nunca mencionó que tenía una nueva pareja y que vivirían juntos.
Óscar Barreto tampoco imaginó el calvario que su hija sufriría y menos que no volvería a verla. Fue hasta el 23 de abril de ese año, que su expareja realizó una llamada que cambiaría su vida para siempre, le informó que la niña de tres años había sufrido un accidente en el que había fallecido.
A las horas, el padre logró trasladarse hasta La Paz. De acuerdo a sus primeras declaraciones, él con mucho dolor pensaba recoger el cuerpo de su hija para darle sepultura en su país de origen, sin embargo en ese ínterin conoció que el hecho había estado marcado por un grave escenario de violencia infantil que derivó en el deceso de la menor. “Fue muy duro cuando me enteré todo lo que le hicieron a mi hija, fueron muy crueles con ella; su propia madre, quien le dio la, provocó su muerte, junto a su entonces pareja. Mi hija sufrió mucho con estas personas, el maltrato del que fue víctima, cómo murió, es algo terrible”.
De acuerdo al informe de la autopsia de ley, pericias y declaraciones de testigos, Tatiana vivió casi tres meses de agonía y violencia sistemática provocada por su progenitora Fátima Velásquez y su entonces pareja, Rubén Graff.
Ellos ocupaban un departamento alquilado en la zona de Villa Copacabana de la ciudad de La Paz, donde los vecinos testificaron señalando que constantemente escuchaban gritos y llantos, y que en alguna oportunidad inclusive amenazaron con llamar a la Policía para que cese el maltrato.
En una de las últimas fotografías tomadas a Tati, el 20 de marzo de 2015, ya no se veía a la niña alegre y sonriente de los videos, por el contrario se podía denotar la tristeza en sus ojos, además de moretones en su rostro y heridas en la parte externa de sus labios. Entonces la madre argumentó que la niña se había tropezado y caído, y ese sería el motivo de sus heridas en el rostro.
Un mes después y a una semana de que se cumpliera el plazo para que la menor regresara con su padre, el 22 de abril de ese año, Velásquez dejó a la niña con Graff para desarrollar el trabajo nocturno al que se dedicaba; poco después el padrastro se trasladó hasta el hospital San Gabriel señalando que la niña había caído de las gradas, perdiendo de esa manera la vida.
EL CUERPO DE TATIANA HABLÓ POR ELLA
Sin embargo la perito forense que realizó la autopsia legal, concluyó en que la niña había fallecido por un “traumatismo abdominal cerrado, politraumatismo- síndrome de niño maltratado”, detallando que además la menor presentaba diversas lesiones, como fracturas de costillas con data de 10 días de antigüedad a la fecha del deceso, alopecia por tracción de mechones de cabellos, moretones y pellizcos, heridas en el rostro, falta de ingesta de alimento y otros graves indicios que evidenciaban descuido y maltrato infantil sufrido de manera previa a su muerte, la misma que finalmente se produjo por la “intervención de una fuerza externa lesiva”, como establece el reporte legal.
Con ese informe y tras presentar contradicciones en sus declaraciones, Velásquez y Graff fueron apresados a las horas de ocurrido el hecho, para luego ser detenidos por contradicciones en sus declaraciones, riesgo de obstaculización a la investigación y riesgo de fuga. Y al contar con los suficientes indicios de culpabilidad, en mayo de ese año, la Fiscalía imputó a ambos por la presunta comisión del delito de infanticidio en grado de autoría y complicidad. Días después se instaló el juicio que duró casi seis años y que concluyó el pasado viernes sentenciando a los sindicados por el ilícito cometido, el mismo que quitó la vida a Tatiana, quien a la fecha tendría 9 años de edad.
“La violencia es un peligro para la sociedad, para los niños y las niñas. Quiero decir a todas las madres, a los padres, a todos los encargados de cuidarlos y protegerlos, que lo hagan con amor y dedicación, porque es verdad que ellos son el presente y el futuro de la humanidad. Lo sucedido con Tati tiene que servir para aprender, para no permitir que ellos y ellas sufran en manos de gente que no tiene ni un poco de amor”, declaró el padre que pese a las amenazas, a la obstaculización interpuesta por su entonces embajador Julio César Cáceres y a encontrase a miles de kilómetros de distancia, logró llegar al final del proceso judicial.
Ahora le resta finalizar los trámites de repatriación del cuerpo de Tatiana, que actualmente se encuentra en un pabellón del cementerio General de La Paz, para poder trasladar sus restos hasta Paraguay.
Con motivo del Día del Niño y la Niña en Bolivia, recordado cada 12 de abril, el Ministro de Justicia Iván Lima anunció una cruzada y un pacto nacional para implementar políticas públicas que permitan intensificar el trabajo de prevención, atención y sanción del maltrato infantil y de los hechos de infanticidio, este último penado con 30 años de cárcel, la máxima condena de acuerdo al ordenamiento jurídico del país.
El Ministerio Público informó que durante el año 2020 se registraron 51 infanticidios a nivel nacional y en lo que va de la gestión 2021, se reportan seis casos.